Historia

¿Qué es Entrelíneas?
Es un club de lectura en torno a novelas universales, en marcha desde 1999, compuesto por personas con interés en compartir y debatir nuestra pasión por los libros. Entrelíneas enriquece los libros que lee y hace amistad en el debate y en la degustación posterior que acompaña a sus tertulias

martes, 27 de enero de 2015



Akello fue un katxondeo, impropio de una personas que buscan la cultura para justificar sus reuniones. Al final todos a lo mismo. Jamás pertenecería a una institución donde hubiera personas como yo.

domingo, 25 de enero de 2015

Don Pio entre barojianos

El viernes 23 de enero el protagonista fue "la sensualidad pervertida" de Pio Baroja. A punto estuvo de acompañarnos el sobrino del autor, D. Pio Caro Baroja,  a quien un resfriado de última hora le imposibilitó asistir. Encontraremos la ocasión de que finalmente nos acompañe quien ha sido parte activa y testigo privilegiado del siglo de plata de las letras españolas. La presentación corrió a cargo de Raimundo Seara, que se estrenaba en estas lides, y que mostró un profundo conocimiento del autor y su obra. La novela mayormente gustó. Se dejó entrever su filosofía, que a falta de que fragüe, de momento ya tiene sus seguidores, los barojianos, esos extraños seres mezcla de individualismo, descontentadizos y críticos con todo lo que les rodea, incluso ellos mismos. El tal Patxi, hizo profesión expresa de pertenecer a la secta, y muchos otros no vieron con malos ojos acercarse a la misma, esa mezcla de filosofía, de moral y de nada, que tan a propósito resulta para conjurar, abrazar y justificar los fracasos. 

 La tertulia se cerró con un festival de comida, donde la tortilla de Juan y Reyes compitió por llevarse el primer puesto de la puntuación. Pero sobre todo con una riada infinita de rojas, riberas y vinos de málaga, coronados por un excelente Patxaran, del valle de Salazar, patria de otro barojiano (no confeso) de nombre Ormaetxea. Para equilibrar la ingesta calórica, a ritmo de las brujas de Zugarramurdi (o sea, los Mismos, Raphael y los Brincos) se bailó hasta altas horas de la madrugada. Si finalmente logro hacerme con los mandos de la tecnología, enviaré material gráfico.

 Próxima tertulia el 6 de marzo, "nuestra Señora de Paris", de Victor Hugo, propuesta de Tinoco, nuestro mejor cerebro.

miércoles, 21 de enero de 2015

Capítulo 1: La Gestación

LA GESTACION DE ENTRELÍNEAS

Corrían aquellos felices y ya lejanos años 90 en Málaga. Para aquéllos que concebimos en un primer momento un grupo para la diletancia literaria, concurrían varias circunstancias que tal vez por banales pueden ir cayendo en el olvido, pero sin las cuales no se entendería la gestación de este Grupo, hoy llamado “Entrelíneas”.

La mayoría de los que concebimos este “engendro”, acabábamos de suscribir un préstamo hipotecario. Aquello significaba que nos hacíamos mayores; por un lado dispondríamos de un espacio propio donde disfrutar con nuestros amigos y retozar con nuestras parejas pero también entendíamos que habíamos mordido el anzuelo de los tipos de interés, las explicaciones al director del banco, en definitiva la hipoteca de una parte importante de nuestra nómina mensual, que ya no iría sólo a viajes, cenas y regalos. La mayoría acabábamos de probar o estábamos a punto de hacerlo, el fruto de nuestro amor y sexo, que ya no sería sólo placer despreocupado, sino también cambio de pañales, búsqueda de guardería, noches de viernes en la cocina o el salón de casa.  

Por el contrario, frente a la rutina que amenazante se cernía sobre nosotros, dos de “los nuestros” acababan de venir de Africa, donde habían estado dos años haciendo algo que a todos nos hubiera gustado hacer. Su llegada supuso un aldabonazo a nuestras conciencias, no dormidas, pero sí con tendencia a dormirse. Su ejemplo y la espontaneidad (de Casta), suscitó una idea: la rutina del IPC, los tipos de interés, las obligaciones de la crianza de nuestros hijos…, no puede ahogar nuestra juventud. Hemos de inventar algo que nos mantenga vivos, explosivos y creadores. Barajamos varias ideas, entre los biberones que acababan de llegar y las risas que nuestros cuerpos todavía jóvenes concibieron con despreocupación: fiestas étnicas donde mostrar parte de la piel que merecía la pena enseñar, reuniones en torno a películas, viajes a sitios que no vienen en las agencias…La obsesión era no alienarnos con el tipo de detergente ni con el banco que mejores intereses ofrecía.

Entre las ideas imaginativas que surgieron, la creación de una tertulia en torno a la lectura fue la que finalmente mejor fraguó y se consolidó. La sub-idea que albergábamos era que la lectura de calidad y compartida, mantendría nuestra cabeza fresca y al resguardo de prejuicios alienantes por su condición de prejuicios. Que debíamos ser nosotros mismos los que dirigiéramos nuestras preocupaciones e intereses, y no la corriente imperante que obedeciera a intereses de otros.

En la cabeza de algunos estaban los salones del Ateneo de Madrid, las mentes inquietas y provocadoras de algunos personajes casi conocidos por nosotros que habían hecho algo parecido varias décadas antes y el atractivo de crear algo propio que no tuviera que dar ni pedir explicaciones a grupos ya formados.

Creo que en aquel momento, 1998-9, no existía en Málaga nada parecido. Probablemente lo hubo años atrás, pero no en aquel momento, en el que Málaga se deslizaba por un yermo en el que las manifestaciones culturales se circunscribían al folklore relacionado con la Semana Santa. Posteriormente surgió algún grupo con objetivos similares y Málaga capital se inventó su vocación cultural, para lo cual se ha dotado de numerosas herramientas sobre todo públicas que probablemente han empezado a dar sus frutos. Nuestro grupo no ha sido partícipe de ninguno de esos movimientos, y en mi opinión es un lastre que ha limitado y lo hará más en el futuro, nuestra capacidad de influir en nuestra sociedad a nivel local, lo cual también tendrá su repercusión negativa en la dinámica de “Entrelíneas”. 

Pero nosotros tuvimos una idea genial, creo que la única, que consistió en descubrir que no queríamos apolillarnos con las circunstancias implacables de nuestra vida adulta. E inmediatamente buscamos la manera de poner en práctica dicha ilusión. Así surgió nuestro “Libroforum”. 

Una vez concebida la idea, a continuación hubo que parirla. Eso se hizo mediante un camino tortuoso pero rápido, donde no sabíamos cómo movernos ni hacia dónde ir. No sabíamos bien cómo denominarlo. Otorgarle el nombre genérico de “Libroforum” (ocurrencia de una de nuestras promesas venidas de África) facilitó las cosas. Al tener nombre, entendíamos que ya sabíamos lo que queríamos. Inicialmente la idea resultaba algo paralizante porque nos parecía propia de ambientes muy cultos a los que nosotros no debíamos tener derecho de admisión. 

Además, ya puesto un nombre concreto, “Libroforum” (“Entrelíneas” vino mucho después), había que dotarle de contenidos concretos. Nos movimos en la nada, sin referentes, con sólo algo de sentido común, que al final resultó excelente. No sabíamos qué tipo de libros comentar ni cómo seleccionarlos. Algo intuíamos de algunos géneros literarios que serían más propicios y otros menos. Así, sabíamos que una guía o un tratado técnico de matemáticas no podrían ser objeto de “Libroforum”, pero no decidimos que al final iba a ser la novela nuestro único género. Tampoco sabíamos cómo seleccionar las obras ni qué criterios utilizar para seleccionarlas. Ni dónde hacer las reuniones ni con qué periodicidad. Todos esos aspectos los pensamos, y finalmente reunidos en lo que podríamos llamar la antesala o la célula troncal de nuestro primer “Libroforum”, concretamos, para echar a andar con más ganas que conocimiento y sin ninguna experiencia en organización ni participación en actividades similares. Así es, como en un pequeño comité, de los que hoy perseveramos menos de la mitad, nos dotamos de una estructura de funcionamiento que demostró ser útil y en razón, para evitar ser devorados por la rutina, corriente de opinión imperante, y resequía de sentimientos que nos propusimos al concebir este proyecto.

Y para terminar, quiero hacer un reconocimiento en público de algo que me gustaría no se olvidara: se trata de nuestro segundo Libroforum, un precioso viernes de final de mayo de 1999. Hacía seis días que había nacido mi hija, tras un parto algo dificultoso. Las primeras reuniones fueron en nuestra casa. Ana, mi mujer y “socia fundadora” estaba francamente dolorida y con poco ánimo. Por inconsciencia de ella, o tal vez intuyendo que aquello no debía pararse en sus inicios, participó de forma activa en aquella reunión, haciendo las veces de anfitriona además de partícipe activa de la tertulia. Una de nuestras obsesiones para que aquéllo fraguara era que no podía interrumpirse bajo ninguna excusa. Así se hizo, y sin duda ese gesto contribuyó a que doce años después todos los que hemos participado seamos algo más sabios y hayamos aunado la cultura con la amistad como en muy pocas ocasiones creo se puede alcanzar.


Patxi