Aprovechando mi estado de dolencias,
que ofrecen el lado bueno de dejar tiempo libre para leer o navegar (como
internauta, ya que como argonauta no me resultaría posible), he estado
disfrutando por primera vez del blog entrelíneas. Tanto me ha gustado que voy a
hacer un esfuerzo por participar en el, pese a que en este grupo hay, en mi
opinión, un nivel de escritura que intimida a mi natural modestia.
Tras leer las cinco o seis entradas,
sobre los últimos libroforum, he repasado nuestra lista de libros. Creo podría
repasarla muchas veces sin cansarme, evocando viajes, tragedias, misterios, en
el mundo de la imaginación, y simultáneamente buena conversación, buen vino y
buenísima compañía, en el mundo real. He recordado la propuesta de nuestra Excma.
Sra. Secretaria, sobre que votáramos para elegir los tres mejores y los tres “zolocotrones”
(ni idea del palabro, pero me encanta). Me resulta imposible y además poco
honesto.
Lo de poco honesto es porque mis ausencias
configuran casi un agujero negro en el que desaparecen tantas obras que convertirían
mi votación en irrelevante. Además
ocurre (¡que extraño!), increíblemente, entre los libros que mas me gustan hay
algunos que propuse yo, y ahí me pregunto: ¿ puede uno votarse a si mismo, cual
si fuera Pedro, Pablo o Mariano en plena campaña electoral?
Lo de imposible por la misma razón
que en otra ocasión, en que se trataba de elegir las diez mejores películas, no
fui capaz de bajar de 50. Me resultó imposible renunciar a tantos amores,
siempre me he sentido con vocación de polígamo.
Entonces he pensado comentar más
bien grupos de libros que me han resultado especialmente atractivos. Hay un tipo definido de literatura que me
gusta mucho, literatura directa, desgarrada, sin pretensiones eruditas, en las
que son maestros algunos norteamericanos: La conjura de los necios, Baterbly el
escribiente, La trilogía de New York, Escupiré sobre vuestra tumba, El guardián
entre el centeno, La senda del perdedor. De Europa, las Confesiones de un Payaso, el maravilloso
libro de Heinrich Böll. En esta línea, Diego me regaló un libro, Stone
Junction, de Jim Dodge, que seguramente podría considerarse cercano a ese estilo
literario. Me pareció muy bueno. Lo cito como posible sugerencia de futuro.
Siguiendo en línea dura y desgarrada,
me gustaron especialmente El corazón de las tinieblas y el eterno Dostoyeski,
que ha estado dos veces con nosotros (El jugador y Crimen y Castigo), y que
podría volver mas, por ejemplo con los famosos hermanos.
Del gran folletón del siglo XIX (el
siglo padre de la novela), Los Miserables fue una espléndida representación.
Faltaria algo de Charles Dickens (hay tanto en que elegir), y algo de la
Comedia Humana de Honoré de Balzac, Tolstoi, y la entrada en la novela moderna del siglo XX con Proust, John Dos Passos...
Si nos vamos a la magia
sudamericana, hemos estado en la cumbre con Pedro Páramo, también con algo tan diferente como El Aleph,
y otro novelón maravilloso que nos endiñamos fue El amor en los tiempor del
cólera.
Y por citar literatura española y
reciente, disfruté mucho con La cinta Roja.
En cuanto a zolocotrones, tengo
varios en mente, pero me voy a limitar a citar dos: uno mio, ya que he tenido
la osadia de citar algunas propuestas mías entre las positivas. Uno es El último
mohicano, que yo recordaba como el paradigma de la novela ecologista pero al
releerlo para el libroforum (nunca me saldrá entrelíneas, ustedes perdonen),
pasé algo de vergüenza propia y ajena. Y, otro, lo siento pero no puedo evitarlo (como dice
Meli-Valmont): el inmoralista.
Bueno, se me llena la boca con los nombres de todos estos libros, es como
hablar de Bagdad, Samarkanda, Zanzíbar...Y haberlos disfrutado con un grupo de
amigos ha sido el mejor regalo.
Recuerdo una frase de "Los hijos del Capitán Grant", una de las
mas hermosas novelas de Julio Verne. En ella su clásico personaje de sabio
despistado, es Santiago Eliacín Francisco María Paganel (Santiago Paganel para
los amigos). En un pasaje le está explicando a un guía andino como es el paso
de los Andes que estan atravesando; el indio le preguntó extrañado: "pero
¿ ya ha pasado usted por aquí ?". Paganel le contestó impertérrito:
"¡ claro !". El guía le dice. "¿ A caballo ?", el sabio le contesta:
"no, en un sillón".
Para haber faltado a tantas tertulias has hecho una magnifica semblanza de nuestra trayectoria durante estos 16 años.
ResponderEliminarTienes todo el derecho del mundo a escribir lo que te plazca, por algo te pertenece el titulo honorífico de ¨Socio fundador"